
Más de una vez me siento expulsado y con ganas

Soy una planta monstruosa. Mis raíces están a miles de kilómetros de mí y no nos ata un tallo, nos separan dos mares y un océano. El sol me mira cuando ellas respiran en la noche, duelen de noche bajo el sol.”
Como Benedetti, como tantos otros, el argentino Juan Gelman tuvo que irse de su propio país en aquellos años, no tan lejanos, en que las dictaduras militares se extendieron como un tumor por Latinoamérica. Ambos saben de lo que hablan cuando hablan del exilio.
Del exilio y, sobre todo, del desexilio (del regreso) trata la novela que hemos leído esta quincena. Mario Benedetti lo aborda desde todos los puntos de vista: el reencuentro con la familia, con los que se quedaron y sufrieron represión, con quienes se acomodaron, con la propia ciudad, con los recuerdos…
La tertulia fue especialmente emotiva gracias a la exposición de nuestra querida compañera Marita, que compartió con nosotros, –emocionándose y emocionándonos a todos en más de una ocasión-, su propia experiencia como argentina que también tuvo que salir de su país.
Hablamos del desarraigo del exilio, de los crímenes cometidos, de la sensación de derrota, que marca toda una vida… pero también de esperanza.
Marita nos leyó este maravilloso y tremendo poema suyo escrito, según nos dijo, al poco de llegar a España. Con su permiso, lo reproduzco:
Vendrán desde el pasado
con sus pasos menudos
los recuerdos,
las cartas clandestinas
y las palabras claves.
los rostros olvidados,
esperanzas violetas
de un ramo ya marchito
a contarnos el sabor
que nos llena la boca
con el agrio fracaso.
y estaremos aquí
esperando
esperando.