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lunes, 10 de octubre de 2016

Los besos en el pan, de Almudena Grandes

"Esta es la historia de muchas historias, la historia de un barrio de Madrid que se empeña en resistir, en seguir pareciéndose a sí mismo en la pupila del ojo del huracán, esa crisis que amenazó con volverlo del revés y aún no lo ha conseguido."
Como dice la autora, estamos ante una novela coral. Almudena Grandes ha querido hacer un retrato de la crisis económica y de sus consecuencias lo más amplio posible, abarcando una gran variedad de situaciones.

Sin duda, son problemas con los que estamos más que familiarizados, desgraciadamente. En mayor o menor medida, la crisis nos ha afectado a todos, bien personalmente, bien a familiares o amigos cercanos.

Aquí están reflejados el paro, los recortes en sanidad y educación, la falta de oportunidades de los jóvenes, las familias que pasaron de vivir holgadamente a tener que ajustarse el cinturón, los desahucios de viviendas, las personas mayores que confiaron los ahorros de toda una vida y se vieron engañadas... Casi todas las caras de la crisis están representadas en esta obra. Una crisis de la que, según Almudena Grandes, se reirían nuestros abuelos, aquellos que conocieron una guerra y una posguerra, los mismos que nos enseñaron a recoger el pan del suelo cuando se caía y, en lugar de tirarlo a la basura, darle un beso.

En todas las novelas en las que hay muchos personajes e historias se corre el riego de dispersar la atención y el interés del lector, o de que éste se encariñe solo con uno o varios personajes en concreto. Sin embargo, si la novela está bien trenzada, el autor consigue dibujar un mosaico de una época, de un lugar, de una sociedad. Si Almudena Grandes lo ha conseguido o no en Los besos en el pan será lo que debatiremos en nuestra tertulia de mañana.

lunes, 29 de febrero de 2016

El balcón en invierno, de Luis Landero



En el incio del proceso de escritura de una nueva novela, Landero se confiesa cansado de la ficción literaria y sin ánimo para acometer la ardua tarea de creación de una nueva historia.

"... al releer lo escrito, donde esperaba encontrar el fulgor de lo ardoroso y de lo nuevo, encontré solo baratijas sentimentales, remedo de antiguas emociones, rebañaduras de viejos festines, el brillo rutinario de algún hallazgo que proclamaba en sus pretensiones estéticas la insincenridad de lo que se escribe con oficio más que con devoción."

Asomado al balcón, "ese espacio intermedio entre la calle y el hogar, la escritura y la vida", el autor rememora un anochecer del verano de 1964, también en el balcón, junto a su madre. Es el verdadero comienzo de El balcón en invierno. Landero ha decidido que escribirá sobre su propia vida, sobre sus orígenes, sus antepasados, su adolescencia y juventud. Nada más alejado de la ficción que la propia vida:

"No, esta vez no hay mentiras. Es un libro donde todo lo que se dice es verdad."

Así, el proyecto de novela se transforma en un álbum de fotos literario en el que acompañamos al autor en un viaje por su memoria. Un viaje desordenado, como son los baúles de los recuerdos, en el que tan pronto avanzamos como retrocedemos en el tiempo: sus orígenes campesinos, la relación con su padre, sus recuerdos de infancia y adolescencia, los parientes y antepasados, su descubrimiento de la poesía y la literatura... Todo ello salpicado de numerosas reflexiones y contado con la maravillosa prosa del escritor extremeño.

Las evocaciones y los recuerdos de Landero tienen la virtud de producir en el lector una especie de "desdoblamiento", pues, inevitablemente, la atención se distrae y se encuentra, de repente, inmersa en los recuerdos, en la infancia, en los antepasados y en los orígenes propios, no tan distintos, en algunos aspectos, de los del autor.

OTRAS OPINIONES


-> El País: Crítica en de "El balcón en invierno"

-> Blog El Placer de la Lectura: Reseña de "El balcón en invierno" 

martes, 15 de diciembre de 2015

Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos


Después de leer Tiempo de silencio me queda la sensación de que, para sacarle todo el jugo a esta novela, necesito leerla más veces. Y no solo leer la novela, sino leer sobre ella. En primer lugar por la forma en que está escrita, con una prosa muy barroca, plagada de tecnicismos médicos, alusiones muy cultas sobre distintos temas, nuevas palabras inventadas por el autor, en ocasiones castellanizando vocablos ingleses, franceses, alemanes o latinos. He encontrado ciertos fragmentos, en este aspecto, un poco pedantes.

Ese barroquismo también se manifiesta en una gran densidad conceptual, que no siempre es fácil de seguir. En muchas páginas se me ha hecho imprescindible tener a mano el diccionario y el apoyo de Google, para poder entender lo que Martín-Santos quería expresar de manera un tanto retorcida. En unas pocas páginas, ni así (demérito mío). Y, a pesar de todo ello, tengo que decir que he disfrutado de la novela. No es solo que me haya gustado, es que, –repito-, he disfrutado.

Tiempo de silencio rompió con la novela realista y social de la posguerra. Aquellas novelas, como La colmena, estaban narradas de una manera objetiva: los autores nos mostraban la realidad, la tremenda realidad, tal cual era (aunque ya el hecho de mostrarla sin edulcorar suponía un posicionamiento).
Sin embargo, Luis Martín-Santos nos describe la realidad de una manera totalmente subjetiva, criticándola abiertamente, ironizando sobre cómo somos los españoles y preguntándose los motivos que nos hacen ser como somos. 

Se utilizan distintas técnicas narrativas, aparecen el monólogo interior y el monólogo en segunda persona, donde la subjetividad del autor es fácilmente vertida. En ocasiones, directamente aparecen reflexiones de Luis Martín-Santos sobre cuestiones culturales, históricas o sociales.

Las siguientes dos citas del autor son bastante reveladoras:

“En España hay una escuela realista, un tanto pedestre y comprometida, que es la que da el tono. Tendrá que alcanzar un mayor contenido y complejidad, si quiere escapar a una repetición monótona y sin interés.”

“Un cierto tipo de novela, "al cargarse de ideas sustituyendo al hombre por su circunstancia, ha perdido peso específico y se ha alejado de la verdad artística.”

Algunos fragmentos de Tiempo de silencio me han parecido sencillamente geniales, antológicos. Así, por ejemplo, cuando reflexiona sobre Cervantes y el Quijote:

“Cervantes, Cervantes. ¿Puede realmente haber existido en semejante pueblo, en tal ciudad como ésta, en tales calles insignificantes y vulgares un hombre que tuviera esa visión de lo humano, esa creencia en la libertad, esa melancolía desengañada tan lejana de todo heroísmo como de toda exageración, de todo fanatismo como de toda certeza? ¿Puede haber respirado este aire tan excesivamente limpio y haber sido consciente, como su obra indica, de la naturaleza de la sociedad en la que se veía obligado a cobrar impuestos, matar turcos, perder manos, solicitar favores, poblar cárceles y escribir un libro que únicamente había de hacer reír? ¿Por qué hubo de hacer reír el hombre que más melancólicamente haya llevado una cabeza serena sobre unos hombros vencidos? ¿Qué es lo que realmente él quería hacer? ¿Renovar la forma de la novela, penetrar el alma mezquina de sus semejantes, burlarse del monstruoso país, ganar dinero, mucho dinero, más dinero para dejar de estar tan amargado como la recaudación de alcabalas puede amargar a un hombre? No es un hombre que pueda comprenderse a partir de la existencia con la que fue hecho. (...) ¿Qué es lo que ha querido decirnos el hombre que más sabía del hombre de su tiempo? ¿Qué significa que quien sabía que la locura no es sino la nada, el hueco, lo vacío, afirmara que solamente en la locura reposa el ser-moral del hombre?"

O la descripción que hace de Madrid, en una sola frase de más de 40 líneas:

“Hay ciudades tan descabaladas, tan faltas de sustancia histórica, tan traídas y llevadas por gobernantes arbitrarios, tan caprichosamente edificadas en desiertos, tan parcamente pobladas por una continuidad aprehensible de familias, tan lejanas de un mar o de un río, tan ostentosas en el reparto de su menguada pobreza, tan favorecidas por un cielo espléndido que hace olvidar casi todos sus defectos, tan ingenuamente contentas de sí mismas al modo de las mozas quinceñas, tan globalmente adquiridas para el prestigio de una dinastía, tan dotadas de tesoros -por otra parte- que puedan ser olvidados los no realizados a su tiempo, tan proyectadas sin pasión pero con concupiscencia hacia el futuro, tan desasidas de una auténtica nobleza, tan pobladas de un pueblo achulapado, tan heroicas en ocasiones sin que se sepa a ciencia cierta por qué sino de un modo elemental y físico como el del campesino joven que de un salto cruza el río, tan embriagadas de sí mismas aunque en verdad el licor de que están ahítas no tenga nada de embriagador, tan insospechadamente en otro tiempo prepotentes sobre capitales extranjeras dotadas de dos catedrales y de varias colegiatas mayores y de varios palacios encantados -un palacio encantado al menos para cada siglo-, tan incapaces para hablar su idioma con la recta entonación llana que le dan los pueblos situados hacia el norte a doscientos kilómetros de ella, tan sorprendidas por la llegada de un oro que puede convertirse en piedra pero que tal vez se convierta en carrozas y troncos de caballos con gualdrapas doradas sobre fondo negro, tan carentes de una auténtica judería, tan llenas de hombres serios cuando son importantes y simpáticos cuando no son importantes, tan vueltas de espalda a toda naturaleza -por lo menos hasta que en otro sitio se inventaron el tren eléctrico y la telesilla- tan agitadas por tribunales eclesiásticos con relajación al brazo secular, tan poco visitadas por individuos auténticos de la raza nórdica, tan abundantes de torpes teólogos y faltas de excelentes místicos, tan llenas de tonadilleras y de autores de comedias de costumbres, de comedias de enredo, de comedias de capa y espada, de comedias de café, de comedias de punto de honor, de comedias de linda tapada, de comedias de bajo coturno, de comedias de salón francés, de comedias del café no de comedia dell’arte, tan abufaradas de autobuses de dos pisos que echan humo cuanto más negro mejor sobre aceras donde va la gente con gabardina los días de sol frío, que no tienen catedral.”

Y, por último, entre otros muchos ejemplos que se podían poner, un fragmento del final de la novela:

“Es un tiempo de silencio. La mejor máquina eficaz es la que no hace ruido. Este tren hace ruido. Va traqueteando y no es un avión supersónico, de los que van por la estratosfera, en los que se hace un castillo de naipes sin vibraciones a veinte mil metros de altura. Por aquí abajo nos arrastramos y nos vamos yendo hacia el sitio donde tenemos que ponernos silenciosamente a esperar silenciosamente que los años vayan pasando y que silenciosamente nos vayamos hacia donde se van todas las florecillas del mundo.”

ENLACES DE INTERÉS

Hay, en Internet, muchísimas páginas sobre Tiempo de silencio y sobre Luis Martín-Santos. Abundan los estudios sobre distintos aspectos de la novela, de todos los niveles de profundidad y erudición imaginables. Yo os recomiendo esta Guía de lectura publicada por la Diputación Foral de Guipúzcoa. Merece la pena leer todos los apartados, pero no os perdáis, como curiosidad, el que cuenta con detalle cómo las presiones políticas evitaron que Tiempo de silencio, presentada a la primera edición (y única) del Premio Pío Baroja con el título de Tiempo frustrado, y bajo el seudónimo de Luis Sepúlveda, se alzase con el galardón.

jueves, 29 de octubre de 2015

La lluvia amarilla, de Julio Llamazares

 

La lluvia amarilla - Julio LlamazaresHace ya doce o trece años que comentamos en La Tertulia La lluvia amarilla. Ha sido, quizá, la novela que más huella me ha dejado de cuantas hemos leído y, por ello, este año propuse que volviéramos a leerla.

Esta segunda lectura ha sido igual de placentera y, al mismo tiempo, igual de dolorosa que la primera. La historia de Andrés, –solo al final conocemos su nombre-, el último habitante, el último superviviente de Ainielle, se lee con el corazón encogido. Solo queda él, sin otra compañía que la de su fiel perra, sus recuerdos y sus muertos.

Desde el principio, la novela te atrapa. Andrés, en el último día de su vida, imagina cómo será el momento en que los habitantes de otros pueblos suban a Ainielle para buscarle y enterrarle.

Toda la novela es un monólogo del protagonista, que nos va contando cómo todas las casas del pueblo se fueron cerrando, marchando sus habitantes en busca de una vida menos sacrificada. Los pocos que quedaron, han ido muriendo. La última, su mujer, Sabina, que se suicidó dejándolo ya completamente solo.

La muerte de Ainielle es la muerte de una forma de vida que pertenece ya al pasado. Así lo han entendido los vecinos que se han ido yendo, incluido el hijo de Andrés, que se marchó en contra de la voluntad de su padre, quien veía en él la última esperanza de que su casa y, quién sabe si también el pueblo, sobreviviesen. Por eso le dice las palabras que hoy en día nos parecen tan duras y descarnadas, dichas por un padre a su hijo:

“Se lo había dicho claramente el primer día. Si se marchaba de Ainielle, si nos abandonaba y abandonaba a su destino la casa que su abuelo había levantado con tantos sacrificios, nunca más volvería a entrar en ella, nunca más volvería a ser mirado como un hijo.”

Ainielle

La lluvia amarilla, la metáfora que da título a la novela, aparece de manera recurrente. Partiendo de la imagen, más evidente, de las hojas muertas de los árboles cayendo en el otoño, la lluvia amarilla simboliza el olvido, el paso del tiempo, la decrepitud. El amarillo es el color de todo eso. Y es también el color de las fotografías cuando envejecen, de los recuerdos que se diluyen en la memoria tras tantos años. Y el color de las pesadillas, de las visiones, de la locura y el delirio que provoca la soledad.

Pero, si la historia araña el corazón, la prosa de Julio Llamazares es lo que provoca el placer del lector. Y es que cada página de La lluvia amarilla es pura poesía, pura Literatura. Paisajes, emociones, pensamientos, todo está descrito con tal belleza, que leemos la novela con el corazón herido por la tristeza de lo que se cuenta, pero aliviado por el bálsamo de la poesía.

 

EL ORIGEN DE LA LLUVIA AMARILLA

El 31 de diciembre de 1986, Julio Llamazares publicaba en el periódico El País un relato breve titulado Nochevieja en Ainielle. Fue el origen de lo que, dos años después, se convertiría en novela. Este es el relato:

--> Nochevieja en Ainielle (El País, 31-12-1986)

 

EL AINIELLE REAL

Ainielle es un pueblo del Pirineo aragonés que existió de verdad. Y existe, aunque ya hace tiempo que abandonado y en ruinas. Hace unos años, se emitió este reportaje en Televisión Española. Después de haber leído La lluvia amarilla, y haber acompañado hasta el final a su último habitante en la novela, es emocionante escuchar los testimonios de los últimos habitantes del Ainielle real.

--> Ainielle tiene memoria (reportaje emitido en TVE)

 

OTROS CLUBES DE LECTURA…

Comentarios de otros clubes de lectura que también han leído La lluvia amarilla:

--> Biblioteca de Piedras Blancas (Castrillón, Asturias)

--> Club 1001 lectores (club de lectura en Internet)

--> Club de lectura Sancho III (Nájera, La Rioja)

Este último club hizo llegar a Julio Llamazares sus comentarios y el autor les contestó lo siguiente:

Querido amigo:

Muchas gracias por su carta y por los comentarios que me envía en ella sobre La lluvia amarilla.
Aunque no lo crea, valoro mucho más éstos que los de los presuntos críticos prestigiosos.

Un saludo y recuerdos a las personas de su club.

Julio Llamazares

lunes, 19 de octubre de 2015

La vida era eso, de Carmen Amoraga

 

 
La vida era eso - Carmen AmoragasSiempre da un poco de pudor juzgar una novela que trata sobre la pérdida de un ser querido. Sobre el duelo y sobre la superación. Sobre enfermedades, como el cáncer, que, por desgracia, han padecido casi todas las familias, más lejano o más próximo.
 
Especialmente da pudor cuando la novela está basada en una historia real. Hace dos años leímos La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero, escrita tras la muerte de su marido. Ahora, leemos la historia de Giuliana, basada en la experiencia de una amiga de la autora, Carmen Amoraga.
 
Curiosamente, en ambas novelas tienen cierto protagonismo las redes sociales, como si las autoras quisieran demostrar que son escritoras de “su época”. Rosa Montero introdujo en su novela el recurso del hashtag, al estilo en que se usa en Twitter, y Carmen Amoraga hace que el personaje de Giuliana utilice Facebook como cauce de desahogo de su dolor y su soledad, como instrumento de comunicación con su marido fallecido.
 
Rosa Montero hablaba en primera persona, de su propio dolor. Carmen Amoraga lo hace en tercera persona, de un dolor que no es el suyo, por más cercana que pueda sentirse de la amiga en la que se basa la historia. Desde mi punto de vista, eso se nota. El dolor no es transferible totalmente de una persona a otra, por muy cercana y querida que sea. Mi dolor es mío. Quizá también por esto, la autora hace hablar a la protagonista en primera persona cuando escribe en Facebook. Porque es consciente de que eso nos acerca un poco más a lo que puede sentir Giuliana.
 
A mi modo de ver, un acierto de Carmen Amoraga es haber reflejado a los protagonistas con sus contradicciones, con sus luces y sus sombras, sin caer en la idealización del fallecido, solo por el hecho de haber muerto. William y Giuliana son humanos y, aunque se aman, se han hecho daño, se han ocultado cosas. No ha sido un amor perfecto. Ha sido… como en la vida real.
 
Se deja leer la novela, –que por cierto, obtuvo el Premio Nadal en 2014-, pero no me ha parecido una gran novela. No he disfrutado con su lectura. No me ha importado que terminase.
 
Sin embargo, me consta que mi opinión no es compartida por muchas personas de nuestro club y es justo que lo refleje en este comentario.

martes, 6 de octubre de 2015

El guardián invisible, de Dolores Redondo

 

dolores-redondo

Comenzamos esta temporada con la primera entrega de la Trilogía del Baztán, que se completa con El legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta.

Es en este valle navarro donde se desarrolla la novela y, en ella, la inspectora Amaia Salazar debe resolver una serie de crímenes en los que las víctimas son siempre niñas-adolescentes.

He nombrado el valle del Baztán antes que a la protagonista porque el paisaje navarro adquiere en la obra una gran importancia. No es ya solo que Dolores Redondo dedique muchas páginas a describir los bosques y montes del Baztán, sino que en la novela aparecen también personajes de la mitología vasco-navarra, supuestos habitantes de esos parajes, que, real o imaginariamente, forman parte de la trama.

La investigación lleva a la inspectora Salazar a Elizondo, la capital del valle del Baztán, que “casualmente” es su pueblo natal y donde vive su familia. La investigación se mezcla, así, con la propia historia de la protagonista, sus recuerdos y traumas de infancia, y un secreto que no ha contado ni a su propio esposo.

Parecen buenos mimbres para escribir una historia que atrape al lector. Sin embargo, y aquí viene la opinión personal, pienso que la novela, tras un buen planteamiento, flojea y mucho. El interés por la investigación se estanca, decae, en beneficio del interés por la historia personal de Amaia. Aparecen cabos que permanecen sueltos al acabar el libro. No se entiende qué pintan los personajes mitológicos, que, a ratos, parecen formar parte de la trama. El final da la sensación de haber sido escrito de urgencia o tener añadidos de última hora.

Parece, en suma, que a la autora se le ha ido de las manos su historia. No obstante, en algunas páginas me ha dejado la sensación de que podemos esperar mucho más de ella, de que aquí puede haber una buena escritora.

Sin embargo, es casi seguro que en la tertulia habrá opiniones totalmente opuestas a la mía.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Primera memoria, de Ana María Matute


 
Es un gran error decir que el niño es un proyecto del hombre; yo pienso que es al revés: que el hombre es un trocito del niño que fue, porque a lo largo de la vida, si cambiamos, siempre es para empeorar”
 
“El niño está siempre solo. Es, quizás, el ser más solo de la creación”
 
(Ana María Matute)
 
 
Primera memoria - Ana María Matute Si ya es difícil para cualquier niño el paso de la infancia a la adolescencia y el descubrimiento del mundo de los adultos, para Matia, la protagonista de esta novela, se hace aún más complicado por el momento y las circunstancias históricas y familiares que le han tocado vivir.
 
Nos encontramos en 1936, supuestamente en Mallorca, y la Guerra Civil ya ha comenzado. Y, aunque en esta isla la contienda duró poco, –pues desde el principio triunfó en ella la sublevación militar-, la guerra  y sus consecuencias marcan a todos los personajes. No vemos la guerra en primer plano, podríamos decir que en la isla se vive ya la posguerra: hay vencedores, vencidos, y represión para los segundos.
 
Matia vive en casa de su abuela, donde también viven su tía Emilia y su primo Borja, de su misma edad. No tiene referentes paternos sólidos: de su madre tiene un recuerdo difuso, y su padre, –“un rojo”-,  está en el frente, del lado republicano, y es denostado por la familia materna.
 
El ambiente para ella es opresivo, y lo que va descubriendo del mundo de los adultos, más aún, de unos adultos en guerra, la asusta. Se refugia en sí misma, en sus lecturas infantiles y en su muñeco Gorogó. Porque, además, el mundo de los niños-adolescentes de su edad ya no es tampoco un refugio seguro: Borja y sus amigos reproducen, en sus juegos, los odios, los bandos y las guerras de sus padres.
 
Mucho más se puede decir de esta novela, maravillosamente escrita, en mi opinión. Creo que dará pie a una interesante y participativa tertulia.
 
Me ha gustado mucho este estudio de la doctora Mª Luisa Pérez Bernardo, profesora asociada en la Universidad de Dallas:
 
 
Y este artículo sobre la novela en la revista digital La Torre de Babel:
 

miércoles, 2 de octubre de 2013

La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero


La ridicula idea de no volver a verte“El verdadero dolor es inefable, nos deja sordos y mudos, está más allá de toda descripción y todo consuelo. El verdadero dolor es una ballena demasiado grande para poder ser arponeada. Y sin embargo, y a pesar de ello, los escritores nos empeñamos en poner #Palabras en la nada. Arrojamos #Palabras como quien arroja piedrecitas a un pozo radiactivo hasta cegarlo.
Yo ahora sé que escribo para intentar otorgarle al Mal y al Dolor un sentido que en realidad sé que no tienen.”

 
Durante los meses siguientes a la muerte de su marido, Marie Curie escribió un diario en el que dejó reflejado ese dolor inefable del que habla Rosa Montero en La ridícula idea de no volver a verte. La escritora, que sufrió en 2009 la pérdida de su marido, Pablo Lizcano, recibió el encargo de escribir un prólogo al diario de Marie Curie. Sin embargo, la lectura del diario y de varias biografías de la científica polaca la impresionaron hasta el punto de que

 
“[..] empezó a crecer algo informe en mi cabeza. Ganas de contar su historia a mi manera. Ganas de usar su vida como vara de medir para entender la mía…”

Marie y Pierre Curie
Rosa Montero habla de su dolor partiendo (¿o apoyándose?), en el dolor, tan igual, que más de un siglo antes había sentido Marie Curie. El #Dolor que, al igual que la radiactividad, nos traspasa, nos destruye por dentro, y del que, –según la autora-, nunca te recuperas, sino que te reinventas.
 
Pero, como ya nos advierte la escritora, el duelo no es el único tema de este libro. Rosa Montero nos transmite y contagia su fascinación por Madame Curie. Sin inventarse ningún dato de su biografía, nos cuenta su vida “a su manera”, proponiéndonos temas para la reflexión, que enfatiza utilizando, –novedosamente-, el recurso del hashtag, al estilo de las redes sociales como Twitter. Temas recurrentes a lo largo del libro, tales como:
#LugarDeLaMujer
#HacerLoQueSeDebe
#HonrarALosPadres
#Palabras
#Coincidencias
#Culpabilidad
#Ligereza
#Felicidad
ENLACES DE INTERÉS

Rosa Montero y Pablo LizcanoComo en otras ocasiones, me he puesto a buscar alguna información complementaria: una crítica del libro, entrevistas a la autora, alguna curiosidad… Sin embargo, he encontrado esta columna que Rosa Montero publicó en El País el 5 de mayo de 2009, tan solo dos días después del fallecimiento de su marido. Y ya no he querido buscar más:
-> La vida. Rosa Montero, en memoria de su marido, Pablo Lizcano

domingo, 4 de diciembre de 2011

"STOPPER" de Gastón Segura





LA NOVELA

La novela, está protagonizada por Julián, un ex jugador de fútbol reconvertido en guardaespaldas cuando, después de haber sufrido una lesión grave y haber visto mermadas sus facultades físicas, se ha visto relegado a ir bajando de nivel de un equipo a otro hasta acabar en segunda división.
De esta forma, el protagonista viene ejerciendo de hombre de confianza de su amigo el Rulas, reconvertido gracias a la especulación inmobiliaria en un hombre adinerado de Madrid cuya esposa, la Caty, organiza las fiestas más in del famoseo. Pero su monótona existencia se tambalea después de conocer en una de estas fiestas a Lidia, una mujer casada con la que inicia una relación ilícita, y de la que sospecha puede estar jugando con él pero a cuyos encantos no puede resistirse. Finalmente, Lidia convence a Julián para que ayude a su esposo, Rafaelito, que se ha metido en el tráfico de estupefacientes y ha acabado convirtiéndose en el punto de mira de una banda de traficantes colombianos. Al parecer, el marido está secuestrado en un chalet, y solo Julián parece ser capaz de sacarlo con vida de semejante embrollo. 


En su debut en la ficción Gastón Segura hace uso de situaciones y figuras propias del género como la figura del protagonista acabado, la eterna “femme fatale”, el marido cornudo, el tráfico de drogas o la especulación de terrenos, sin olvidar la presencia del mundo del deporte (aquí, el fútbol), vinculado muchas veces al género negro. La originalidad de Stopper radica en que no es una novela al uso, pues Segura construye su obra desde un prisma si no inédito sí poco trabajado: utilizando como primera persona narrativa a la conciencia del protagonista, que se dirige en todo momento a una segunda persona que no es otra que el propio Julián. La historia físicamente se reduce a los momentos previos a la entrada del protagonista en acción para rescatar a Rafaelito: unos instantes en los que rememora y hace balance de su vida y de aquellos actos y aquellas personas -principalmente Lidia- que lo han llevado a un callejón sin salida como al que ahora se ve abocado. 



El estilo literario de Gastón Segura está plagado de léxico y expresiones de un casticismo entre madrileño y murciano. La novela se lee con cierto interés y sin freno pues es una novela breve que carece de capítulos o divisiones. Es un todo apenas fragmentado por muy pocos recuerdos de diálogos ocasionales.


EL AUTOR

Gastón Segura Valero nace en Villena (Alicante), en 1961. A los siete años se traslada a Caudete (Albacete), y entre ambos pueblos transcurre su vida hasta que se marcha a Valencia para licenciarse en Filosofía.

Entre 1986 y 1989 vive en Tarragona, donde trabaja como funcionario interino del Ministerio de Industria. Allí redacta su tesina de fin de carrera sobre la política en el teatro de Esquilo, (La dialéctica propedéutica en Esquilo), que obtiene la calificación de sobresaliente, también colabora en un diario local e imparte clases en la escuela social de la ciudad.

En 1999 resulta distinguido como finalista absoluto del XXIII Premio Azorín (entonces el tercero del mundo más importante en lengua castellana) con su primera novela, “Las calicatas por la Santa Librada”. Desde entonces comienza a vivir de todo cuanto se le ofrece en el campo de la escritura (varios textos como negro, un diccionario marítimo que se truncó a mitad, la historia de un sindicato…).

En 2003 vuelve resultar finalista absoluto del Premio Blasco Ibáñez con su segunda novela concluida, “El dragón mellado”, que tampoco logrará publicar.

Y por fin en 2004 publica por encargo de Ediciones B “A la sombra de Franco” Y en 2006, de un modo semejante (es decir, por encargo de la editorial), publicará en Martínez Roca “Ifni: la guerra que silenció Franco”.
En octubre de 2006, publica “El coro de la danza”, relato sobre los cincuenta años de vida Grupo de Danzas de Villena, libro de carácter y difusión local.

En febrero de 2008, la editorial Berenice publica “Stopper”, su tercera novela escrita (2002), y sin embargo la primera que ve la luz. En septiembre de ese año es incluida dentro del programa de formación del departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de California como lectura imprescindible y material de estudio para los alumnos que cursan la licenciatura en dicha institución.


Os dejo el enlace del blog de Gastón Segura Los cuadernos de un amante ocioso, donde cuelga relatos cortos, fáciles de leer y bastante interesantes.



domingo, 9 de octubre de 2011

"EL TIEMPO ENTRE COSTURAS" de María Dueñas. Un éxito de ventas "Made in Spain"


Los grandes éxitos de ventas suelen ser productos prefabricados y con el sello de best seller como garantía en la portada. Nos los venden como churros bajo el simple argumento de haber sido leído por miles de personas en Norteamérica y en otros países. Pero este no es el caso de “El tiempo entre costuras” uno de los libros más vendidos en España en el último año y medio y cuyo avance en el tortuoso camino de la fama literaria ha sido muy poco a poco y casi de puntillas, sin apenas publicidad, tan sólo impulsado por las recomendaciónes de los lectores. Indudablemente, un meritorio logro digno de alabanza.

La novela trata la historia de la joven modista Sira Quiroga cuando, tras dejar plantado a su novio de toda la vida, abandona Madrid en los meses convulsos previos al alzamiento nacional arrastrada por el amor desbocado hacia un hombre a quien apenas conoce. Juntos se instalan en Tánger, una ciudad mundana, exótica y vibrante en la que todo lo impensable puede hacerse realidad. Incluso la traición y el abandono de la persona en quien ha depositado toda su confianza. Sola, desubicada y cargada de deudas ajenas, Sira se traslada accidentalmente a Tetuán, capital del Protectorado Español en Marruecos. Espoleada por la necesidad de salir a flote, con argucias inconfesables y gracias a la ayuda de nuevas amistades de reputación un tanto dudosa, forjará una nueva identidad y logrará poner en marcha un selecto taller de costura en el que atenderá a clientas de orígenes lejanos y presentes insospechados. A partir de entonces, con la contienda española recién terminada y los ecos de la guerra europea resonando en la distancia, el destino de Sira queda ligado al de un puñado de carismáticos personajes --Rosalinda Fox, Juan Luis Beigbeder, Alan Hillgarth-- que la empujarán hacia un inesperado compromiso en el que las artes de su oficio ocultarán algo mucho más arriesgado.

La novela, que en términos cinematográficos podría recordar a “Casablanca” y “Encadenados” de Michael Curtiz y A. Hitchcock, respectivamente, nos acerca a la época colonial española. Varios críticos literarios han destacado el hecho de que mientras en Francia o en Gran Bretaña existía una gran tradición de literatura colonial (Malraux, Foster, Kipling...), en España apenas se ha sacado provecho de la aventura africana. Es pues un homenaje a los hombres y mujeres que vivieron allí.

Personalmente, pienso que la trama resulta por momentos previsible; no obstante, creo que es  un libro entretenido, una lectura ligera de verano o de un viaje (o de varios viajes porque tiene más de 600 páginas), ideal para regalar en Navidad, cumpleaños, pero no mucho más, y a veces tampoco hace falta mucho más para pasar un rato distraído entre “costuras literarias”. La novela está bien construida, no posee prácticamente contradicciones, aunque muchas de sus situaciones son increíbles con pocas posibilidades de llegar a ser verosímiles. Así también, he de reconocer que con la lectura de “El tiempo entre costuras” he acabado un tanto cansada de historietas trilladas de espías, “glamourosidades” insulsas, de hombres malos, pillos… perversos; de mujeres buenas, listas y luchadoras, que, según mi humilde opinión, se hace muy repetitivo en la novela de María Dueñas. Finalmente, creo que es una pena y un desperdicio de buenas escenas las que tienen, y podrían haber tenido, lugar en la pensión de Candelaria, una sutil manera de tirar a la basura un buen escenario con unos más que interesantes personajes que desaparecen de pronto sin apenas dejar rastro.
Aun así, María Dueñas ha conseguido con este libro alcanzar una cima más difícil de escalar que el Everest: ser leída, recomendada y alabada por miles de lectores y muchos críticos literarios. Todo un mérito, sin duda.


Os dejo el enlace al blog de "El tiempo entre costuras" de María Dueñas:
http://www.eltiempoentrecosturas.blogspot.com/

martes, 10 de mayo de 2011

Quattrocento, de Susana Fortes

 

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La penúltima obra que leemos este curso sigue la moda, un poco trillada ya, de mezclar sucesos históricos, algunos reales y otros inventados, con una trama de personajes en el presente.

En Quattrocento, Susana Fortes nos lleva a la Florencia de los Médicis, en el siglo XV, mientras que la trama actual se desarrolla en 2005, poco antes de la muerte del Papa Juan Pablo II.

Fortes es historiadora y se nota en el cuidado con que describe los lugares y los hechos históricos, la Florencia de ayer y la de hoy. Sin embargo, poco más me ha gustado de esta novela. Todo me suena a ya leído: intrigas con la Iglesia como protagonista, mensajes ocultos en cuadros (cuadros que, además, no existen), logias masónicas… Nada nuevo bajo el sol.

Duque de Urbino (perfil bueno)

 

Como curiosidad os dejo esta ilustración: se trata de un retrato del Duque de Urbino (éste sí que existe, menos mal). También es real que la pérdida del ojo derecho y una cicatriz en la misma parte del rostro le desfiguró la cara de tal forma que, desde entonces, no permitió que se le retratase salvo mostrando el perfil izquierdo. El perfil bueno. ¡Cómo sería el malo!

domingo, 24 de abril de 2011

Caballeros de fortuna, de Luis Landero

 

Caballeros de fortuna (portada)

En años anteriores, hemos leído en el club Juegos de la edad tardía y Hoy, Júpiter. Como me sucedió con aquellas dos novelas, tras leer Caballeros de fortuna, lo primero que se me ocurre decir es: “'¡pero qué bien escribe este hombre!”.

La prosa de Landero es una delicia. Sin duda, es un maestro “contando”, describiendo a los personajes y su devenir. Lo que hace es Literatura, Arte, no publica “artículos de consumo”.

En Caballeros de fortuna, Landero nos cuenta la historia de cuatro aspirantes a caballero. D. Julio, Esteban, Luciano y D. Belmiro, cada uno a su modo, tratan de mejorar, de conseguir algo superior, ya sea el amor, el dinero, el saber o el pasar a la posteridad.

El autor entrelaza estas cuatro historias individuales, más la de Amalia Guzmán, la maestra, y poco a poco van confluyendo hasta llegar al desenlace, en el que la diosa Fortuna tendrá también algo que decir.

ENLACES

Os aconsejo que leáis este estudio escrito por la filóloga Mariela Insúa Cereceda , y que me ha resultado, no sólo interesante, sino también muy esclarecedor del sentido de Caballeros de fortuna:

-> ¿Existencia afortunada? Una aproximación a Caballeros de fortuna, de Luis Landero

Sobre Luis Landero:

-> Luis Landero en la Wikipedia

-> Entrevista a Luis Landero en la Complutense, tras escribir Caballeros de Fortuna

-> CUADERNO 10: Material sobre Landero (información, entrevistas...)

Como curiosidad, os dejo la canción Mirando al mar, que se repite constantemente en la novela (y tiene una no pequeña importancia), cantada por Jorge Sepúlveda:

domingo, 30 de enero de 2011

Trafalgar, de Benito Pérez Galdós

 
Benito Pérez Galdós con su perro en Las Palmas (1890)
Esta no es la imagen más conocida de Galdós, por eso la pongo. La imagen que todos tenemos en la mente del que es uno de los mejores novelistas españoles de todos los tiempos, es este retrato pintado por Sorolla en 1894, y que, muchos años más tarde figuraría en los billetes de mil pesetas.
 
Galdós era tímido, le costaba hablar en público, pero cuando cogía el lápiz, –porque decía que la pluma le hacía perder tiempo-, entonces era otro cantar.
 
Dicen que tenía memoria fotográfica y una gran capacidad de observación, no en vano, era también aficionado a la pintura y el dibujo.
 
Fue diputado en varias ocasiones, la primera por Puerto Rico (¡qué extraño nos suena eso ahora!), pero en el Congreso hablaba poco y observaba mucho.
Finalmente, dejó la política, hastiado de las “luchas por el acta y la farsa”.
 
Militó en las filas liberales, primero, y en la coalición republicano-socialista después, pero no era una persona sectaria ni fanática. Tuvo grandes amigos de ideología distinta: José María Pereda, Antonio Cánovas o Menéndez Pelayo.
 
En 1889 ingresó en la Academia de la Lengua, leyendo un discurso sobre “la sociedad española como materia novelable”. En efecto, eso fue lo que hizo D. Benito: novelar la sociedad española de su tiempo (y de las décadas anteriores).
 
Fue un firme candidato al Nobel de Literatura. En 1912 parecía el aspirante con más opciones, sin embargo, dentro de su propio país, sus enemigos políticos y el clero orquestaron una campaña de desprestigio para evitarlo. Y lo consiguieron.
 
Todas estas pinceladas sobre la vida de Galdós las he sacado de su biografía en la Wikipedia:
 
 
Batalla de Trafalgar En la tertulia contaremos con la presencia de Diego Quirós, profesor de Historia, que nos ayudará a comprender mejor el contexto histórico en que se desarrolla el episodio de la batalla de Trafalgar, con el que se inicia la serie de Episodios Nacionales, que Galdós escribió entre 1872 y 1912.
 
Yo, personalmente, al leer la novela he sentido la curiosidad de saber, o más bien de recordar, -porque esto se supone que lo hemos estudiado-, por qué España era aliada de Francia en 1805. Cómo es posible que sólo 3 años después fuésemos invadidos por nuestros “aliados”, y entonces fueran los ingleses los que nos ayudasen. Por qué fueron tan graves las consecuencias de la derrota en Trafalgar para España (los historiadores dicen que Inglaterra se aseguró la supremacía naval durante todo el siglo XIX).
 
Os dejo varios enlaces sobre la batalla de Trafalgar. A mí me han parecido muy interesantes:
 
 
 
-> www.webmar.com/web/trafalgar/0t_indice.php
(Esta explica muy al detalle los antecedentes y el desarrollo de la batalla).

domingo, 21 de noviembre de 2010

Lazarillo de Tormes, todavía anónimo

Lazarillo de Tormes, edición original Alcalá de Henares (1554)
Si buscamos en la Wikipedia el artículo sobre el “Lazarillo de Tormes”, nos encontraremos hasta 16 posibles autores a los que, en algún momento, algún estudioso o estudiosa ha postulado como artífice de esta obra maestra.
Sin embargo, ninguna candidatura ha sido aceptada unánimemente o, al menos, mayoritariamente, y esta anonimia sigue siendo uno de los encantos del Lazarillo.

Parece que los nombres con mayores posibilidades podrían ser, –no necesariamente en este orden-, Diego Hurtado de Mendoza, Alfonso de Valdés y Fray Juan de Ortega, que fue Padre General de los Jerónimos. Al final de esta entrada adjunto unos enlaces, para que comprobéis lo apasionante y lo viva que está todavía esta discusión.

Las primeras ediciones que se conservan del Lazarillo datan de 1554. En ese año se imprimen ediciones en cuatro ciudades: Burgos, Medina del Campo, Alcalá de Henares (a la que corresponde la imagen), y Amberes. Es opinión extendida que debió de existir alguna edición anterior, que no se conserva, y cuyo éxito motivase las ediciones de 1554.

Precursora de la novela picaresca, el Lazarillo puede leerse, como bien dice su autor en el Prólogo, como mero deleite (“los que no ahondaren tanto”), o, profundizando un poco más, como una crítica satírica de la sociedad de su tiempo, en especial del clero. No en vano, la Inquisición tardó poco en prohibirlo (en 1559), y no consintió que se volviera a publicar hasta que se expurgó de los pasajes más anticlericales. Por ejemplo, se eliminaron completamente los tratados cuarto y quinto.

Por cierto, en lo que sí hay coincidencia es en que la división en tratados es ajena al autor. Si os dais cuenta, se puede leer perfectamente el final de un tratado y el principio del siguiente de manera seguida, no hay una división tan drástica como la que imponen los capítulos. Esta artificiosidad de la división explica por qué hay algunos tratados tan breves en comparación con otros.

El Lazarillo sigue siendo una obra viva. Sigue planteando interrogantes (¿quién es ese o esa Vuestra Merced, a quien Lázaro envía el manuscrito y a quien cuenta el caso “muy por extenso”?), y sigue siendo motivo de estudio y de discusiones. A ello contribuye, naturalmente, el que aún no se haya podido probar definitivamente su autoría.

He estado un par de tardes leyendo en Internet documentación sobre los debates que suscita esta obra y os confieso que me parecen apasionantes. Aquí os dejo una pequeña muestra:
Rosa Navarro Durán      
1.- En la edición que yo he leído, de la editorial Edebé, a cargo de Eduardo Creus, se incluye, al final del libro, un epílogo en el que la catedrática de Literatura Española en la Universidad de Barcelona, Rosa Navarro Durán, expone los motivos por los que adjudica el texto a Alfonso de Valdés. También da a conocer una teoría innovadora: Vuestra Merced, a quien se dirige Lázaro no es él, (siempre se ha pensado en un clérigo), sino ella. Merece la pena leerlo:
Alfonso de Valdes
Todo ello lo expone más ampliamente en su libro “Alfonso de Valdés, autor del Lazarillo”, editorial Gredos.

Rosa Navarro es también autora de “El Lazarillo contado a los niños”, editorial Edebé.

2.- Después leí este estudio del filólogo mexicano Antonio Alatorre, que echa por tierra, o más bien ridiculiza, las teorías de Rosa Navarro. Para él, no hay prueba documental que acredite la autoría del Lazarillo, y en caso de decantarse por alguien, lo haría por Fray Juan de Ortega. ¿Por qué?:
-> Antonio Alatorre: "desmontando" las teorías de Rosa Navarro
Mercedes Agulló - A vueltas con el autor del Lazarillo 
3.- Por último, la paleógrafa Mercedes Agulló, en su libro “A vueltas con el autor del Lazarillo”, publicado en la editorial Calambur, recientemente publicado, desvela el descubrimiento de un documento que podría apoyar la tesis de que el autor fue Diego Hurtado de Mendoza:





Sobre el personaje de Lázaro, la novela picaresca y la España del siglo XVI hablaremos en la tertulia del día 23. Y, naturalmente, de vuestras opiniones.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

El asombroso viaje de Pomponio Flato

 

imageEmpezamos el curso con esta novela de Eduardo Mendoza, que vio la luz en el año 2008 (la novela, no el autor, se entiende).

Nos trasladamos en ella al siglo I, a Nazaret, donde Pomponio Flato es contratado por Jesús para que trate de demostrar la inocencia de su padre, acusado de asesinato.

Os dejamos aquí unos enlaces que pueden ser interesantes para saber más del autor y de su obra:

- Página oficial de Eduardo Mendoza:
http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/mendoza/home.htm

- Un par de críticas de la novela, con diferente opinión:
http://www.papelenblanco.com/novela/critica-de-el-asombroso-viaje-de-pomponio-flato-de-eduardo-mendoza

http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article=2806

- “El asombroso viaje… es un libro para leer en el AVE”, dice Eduardo Mendoza en una entrevista para La Vanguardia:
http://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=53448201714&ID_PAGINA=22088&ID_FORMATO=9&turbourl=false

- Eduardo Mendoza habla del comienzo de El asombroso viaje de Pomponio Flato:


¿Qué opináis?

martes, 20 de abril de 2010

Los pazos de Ulloa (Emilia Pardo Bazán)

pardobazan Naturalismo, ma non troppo, según vimos en la tertulia.
Sólo en apariencia.

Una de las mejores novelas españolas del siglo XIX.


Antonio dijo: En la página web de Radio Televisión Española se pueden ver los cuatro capítulos de la serie "Los Pazos de Ulloa", que se emitió en TVE en 1985:

Los pazos de Ulloa, serie de RTVE

martes, 12 de enero de 2010

La sonrisa etrusca (José Luís Sampedro)

Tras las vacaciones de Navidad, la primera lectura del 2010 fue “La sonrisa etrusca”.
No se dejó ningún comentario en el blog.

martes, 15 de diciembre de 2009

La gaznápira (Andrés Berlanga)


gaznapir Una inoportuna nevada nos impidió contar en esta tertulia con la presencia del autor, quien sí pudo venir a Albacete unos meses después, invitado por el club “La Colmena”.

Antonio dijo: Sobre "La Gaznápira", que me está gustando muchísimo, he encontrado en Internet este documento que recoge el significado de bastantes términos dialectales que aparecen en la novela.
Espero que os sirvan de ayuda, puesto que habréis comprobado que muchas palabras no están recogidas en el diccionario de la R.A.E.

Léxico dialectal en La Gaznápira, de Andrés Berlanga

martes, 1 de diciembre de 2009

Señora de rojo sobre fondo gris (Miguel Delibes)


Señora de rojo El 1 de diciembre comentamos otro de los que nunca decepciona, Miguel Delibes, que fallecería 3 meses después.
 
No se dejó ningún comentario en el blog, aunque en la tertulia quedó claro que nos había gustado mucho.

martes, 3 de noviembre de 2009

Juegos de la edad tardía (Luís Landero)

No se hicieron comentarios en el blog sobre esta excelente novela, cuya tertulia se celebró el 3 de noviembre.