miércoles, 3 de febrero de 2016

Andamios, de Mario Benedetti



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Más de una vez me siento expulsado
y con ganas
 de volver al exilio que me expulsa
 y entonces me parece
 que ya no pertenezco
 a ningún sitio, a nadie.
 ¿Será un indicio de que nunca más
 podré no ser un exiliado?…

Mario Benedetti (Pero vengo)










“No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza. La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida.

Nacemos y nos cortan el cordón umbilical. Nos destierran y nadie nos corta la memoria, la lengua, las calores. Tenemos que aprender a vivir como el clavel del aire, propiamente del aire.

Soy una planta monstruosa. Mis raíces están a miles de kilómetros de mí y no nos ata un tallo, nos separan dos mares y un océano. El sol me mira cuando ellas respiran en la noche, duelen de noche bajo el sol.”
 
 
Juan Gelman, desde su exilio en Roma (14-5-1980)


Como Benedetti, como tantos otros, el argentino Juan Gelman tuvo que irse de su propio país en aquellos años, no tan lejanos, en que las dictaduras militares se extendieron como un tumor por Latinoamérica. Ambos saben de lo que hablan cuando hablan del exilio.

Del exilio y, sobre todo, del desexilio (del regreso) trata la novela que hemos leído esta quincena. Mario Benedetti lo aborda desde todos los puntos de vista: el reencuentro con la familia, con los que se quedaron y sufrieron represión, con quienes se acomodaron, con la propia ciudad, con los recuerdos…

La tertulia fue especialmente emotiva gracias a la exposición de nuestra querida compañera Marita, que compartió con nosotros, –emocionándose y emocionándonos a todos en más de una ocasión-, su propia experiencia como argentina que también tuvo que salir de su país.

Hablamos del desarraigo del exilio, de los crímenes cometidos, de la sensación de derrota, que marca toda una vida… pero también de esperanza.

Marita nos leyó este maravilloso y tremendo poema suyo escrito, según nos dijo, al poco de llegar a España. Con su permiso, lo reproduzco:
 

Vendrán desde el pasado
con sus pasos menudos
los recuerdos,
las cartas clandestinas
y las palabras claves.
Vendrán desde el pasado
los rostros olvidados,
esperanzas violetas
de un ramo ya marchito
a contarnos el sabor
que nos llena la boca
con el agrio fracaso.
Vendrán desde el pasado
y estaremos aquí
esperando
esperando.

(Marita Caruso)

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