Los grandes éxitos de ventas suelen ser productos prefabricados y con el sello de best seller como garantía en la portada. Nos los venden como churros bajo el simple argumento de haber sido leído por miles de personas en Norteamérica y en otros países. Pero este no es el caso de “El tiempo entre costuras” uno de los libros más vendidos en España en el último año y medio y cuyo avance en el tortuoso camino de la fama literaria ha sido muy poco a poco y casi de puntillas, sin apenas publicidad, tan sólo impulsado por las recomendaciónes de los lectores. Indudablemente, un meritorio logro digno de alabanza.
La novela trata la historia de la joven modista Sira Quiroga cuando, tras dejar plantado a su novio de toda la vida, abandona Madrid en los meses convulsos previos al alzamiento nacional arrastrada por el amor desbocado hacia un hombre a quien apenas conoce. Juntos se instalan en Tánger, una ciudad mundana, exótica y vibrante en la que todo lo impensable puede hacerse realidad. Incluso la traición y el abandono de la persona en quien ha depositado toda su confianza. Sola, desubicada y cargada de deudas ajenas, Sira se traslada accidentalmente a Tetuán, capital del Protectorado Español en Marruecos. Espoleada por la necesidad de salir a flote, con argucias inconfesables y gracias a la ayuda de nuevas amistades de reputación un tanto dudosa, forjará una nueva identidad y logrará poner en marcha un selecto taller de costura en el que atenderá a clientas de orígenes lejanos y presentes insospechados. A partir de entonces, con la contienda española recién terminada y los ecos de la guerra europea resonando en la distancia, el destino de Sira queda ligado al de un puñado de carismáticos personajes --Rosalinda Fox, Juan Luis Beigbeder, Alan Hillgarth-- que la empujarán hacia un inesperado compromiso en el que las artes de su oficio ocultarán algo mucho más arriesgado.
La novela, que en términos cinematográficos podría recordar a “Casablanca” y “Encadenados” de Michael Curtiz y A. Hitchcock, respectivamente, nos acerca a la época colonial española. Varios críticos literarios han destacado el hecho de que mientras en Francia o en Gran Bretaña existía una gran tradición de literatura colonial (Malraux, Foster, Kipling...), en España apenas se ha sacado provecho de la aventura africana. Es pues un homenaje a los hombres y mujeres que vivieron allí.
Personalmente, pienso que la trama resulta por momentos previsible; no obstante, creo que es un libro entretenido, una lectura ligera de verano o de un viaje (o de varios viajes porque tiene más de 600 páginas), ideal para regalar en Navidad, cumpleaños, pero no mucho más, y a veces tampoco hace falta mucho más para pasar un rato distraído entre “costuras literarias”. La novela está bien construida, no posee prácticamente contradicciones, aunque muchas de sus situaciones son increíbles con pocas posibilidades de llegar a ser verosímiles. Así también, he de reconocer que con la lectura de “El tiempo entre costuras” he acabado un tanto cansada de historietas trilladas de espías, “glamourosidades” insulsas, de hombres malos, pillos… perversos; de mujeres buenas, listas y luchadoras, que, según mi humilde opinión, se hace muy repetitivo en la novela de María Dueñas. Finalmente, creo que es una pena y un desperdicio de buenas escenas las que tienen, y podrían haber tenido, lugar en la pensión de Candelaria, una sutil manera de tirar a la basura un buen escenario con unos más que interesantes personajes que desaparecen de pronto sin apenas dejar rastro.
Aun así, María Dueñas ha conseguido con este libro alcanzar una cima más difícil de escalar que el Everest: ser leída, recomendada y alabada por miles de lectores y muchos críticos literarios. Todo un mérito, sin duda.
Os dejo el enlace al blog de "El tiempo entre costuras" de María Dueñas:
http://www.eltiempoentrecosturas.blogspot.com/
La novela trata la historia de la joven modista Sira Quiroga cuando, tras dejar plantado a su novio de toda la vida, abandona Madrid en los meses convulsos previos al alzamiento nacional arrastrada por el amor desbocado hacia un hombre a quien apenas conoce. Juntos se instalan en Tánger, una ciudad mundana, exótica y vibrante en la que todo lo impensable puede hacerse realidad. Incluso la traición y el abandono de la persona en quien ha depositado toda su confianza. Sola, desubicada y cargada de deudas ajenas, Sira se traslada accidentalmente a Tetuán, capital del Protectorado Español en Marruecos. Espoleada por la necesidad de salir a flote, con argucias inconfesables y gracias a la ayuda de nuevas amistades de reputación un tanto dudosa, forjará una nueva identidad y logrará poner en marcha un selecto taller de costura en el que atenderá a clientas de orígenes lejanos y presentes insospechados. A partir de entonces, con la contienda española recién terminada y los ecos de la guerra europea resonando en la distancia, el destino de Sira queda ligado al de un puñado de carismáticos personajes --Rosalinda Fox, Juan Luis Beigbeder, Alan Hillgarth-- que la empujarán hacia un inesperado compromiso en el que las artes de su oficio ocultarán algo mucho más arriesgado.
La novela, que en términos cinematográficos podría recordar a “Casablanca” y “Encadenados” de Michael Curtiz y A. Hitchcock, respectivamente, nos acerca a la época colonial española. Varios críticos literarios han destacado el hecho de que mientras en Francia o en Gran Bretaña existía una gran tradición de literatura colonial (Malraux, Foster, Kipling...), en España apenas se ha sacado provecho de la aventura africana. Es pues un homenaje a los hombres y mujeres que vivieron allí.
Personalmente, pienso que la trama resulta por momentos previsible; no obstante, creo que es un libro entretenido, una lectura ligera de verano o de un viaje (o de varios viajes porque tiene más de 600 páginas), ideal para regalar en Navidad, cumpleaños, pero no mucho más, y a veces tampoco hace falta mucho más para pasar un rato distraído entre “costuras literarias”. La novela está bien construida, no posee prácticamente contradicciones, aunque muchas de sus situaciones son increíbles con pocas posibilidades de llegar a ser verosímiles. Así también, he de reconocer que con la lectura de “El tiempo entre costuras” he acabado un tanto cansada de historietas trilladas de espías, “glamourosidades” insulsas, de hombres malos, pillos… perversos; de mujeres buenas, listas y luchadoras, que, según mi humilde opinión, se hace muy repetitivo en la novela de María Dueñas. Finalmente, creo que es una pena y un desperdicio de buenas escenas las que tienen, y podrían haber tenido, lugar en la pensión de Candelaria, una sutil manera de tirar a la basura un buen escenario con unos más que interesantes personajes que desaparecen de pronto sin apenas dejar rastro.
Aun así, María Dueñas ha conseguido con este libro alcanzar una cima más difícil de escalar que el Everest: ser leída, recomendada y alabada por miles de lectores y muchos críticos literarios. Todo un mérito, sin duda.
Os dejo el enlace al blog de "El tiempo entre costuras" de María Dueñas:
http://www.eltiempoentrecosturas.blogspot.com/
2 comentarios:
Pues no puedo estar más de acuerdo, Nieves. Quizá la lectura de esta novela ha venido precedida de unas expectativas excesivas, pero me ha parecido bastante floja.
Entiendo que se pueda vender bien una novela que sea fácil de leer y con una trama absorbente. Esta cumple la primera condición, pero, en mi opinión, no la segunda.
Creo que no hay ningún misterio que desvelar, ninguna trama con un desenlace más o menos inesperado. ¿Cuál es el climax de la novela?: no lo tiene. ¿Cuál el desenlace?: ninguno.
A María Dueñas se le agotan las ideas y, para hacer avanzar la historia, cambia de escenario. Cuando no se le ocurre qué más puede pasar en Tetuán, salto mortal y a Madrid. Y de ahí, a Lisboa. Todo ello, sin que el suspense aumente. Más bien, sin que haya suspense.
Como positivo de la novela, destacaría la recreación del ambiente colonial del Protectorado, en particular de Tetuán, y de la ciudad internacional de Tánger. Esos hubieran sido, a mi juicio, los escenarios de los que la novela no debería haberse movido.
Por último, y hablando de Tánger, me gustaría recomendar que escuchéis un programa de Radio Nacional de España dedicado, precisamente, a la ciudad internacional de Tánger. En él se dice que Tánger fue, en la realidad, la ciudad que, en el cine, podemos ver en Casablanca.
El programa es "Documentos RNE", y en está página podéis escuchar o descargaros el episodio dedicado a Tánger:
Tánger, ciudad internacional
Totalmente de acuerdo con Antonio.
Enhorabuena por tu incorporación a la coordinación (co-coor ...) del club de lectura, amiga.
Interesante post, me parece genial que vayais documentando tan bien los libros.
(Antonio, gracias por el enlace)
Y en cuanto a la novela, pues sí, ea, qué le vamos a hacer. No la recomendaría a mis mejores amigas pero la portada es un cuadro de Vettriano, qué bonico.
Un abrazo y adelante!!!!
Toñi
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