«Cualquiera de mis contemporáneos que no entienda que el hombre produce maldad, como una abeja produce miel, debe estar ciego o mal de la cabeza.»
William Golding combatió durante 5 años en la II Guerra Mundial, en la que, entre otros episodios, vivió el desembarco de Normandía. Después volvería a su trabajo como profesor en Londres, pero supongo que 5 años viviendo el horror de la guerra son más que suficientes para pronunciar, con conocimiento de causa, la frase que encabeza esta entrada.
En El señor de las moscas, su novela más conocida y emblemática, Golding plantea el tema del mal en el hombre. No es una decisión sin importancia que los protagonistas sean niños, pues así se simboliza de forma más marcada la pérdida de la inocencia y la fina capa de civilización que nos envuelve. Una capa que perdemos con gran facilidad en condiciones adversas.
La novela está llena de símbolos (la caracola, el Señor de las Moscas, la Bestia), y los personajes representan diferentes actitudes humanas. El texto admite interpretaciones puesto que a cada lector le puede sugerir algo distinto. Creo que la tertulia puede resultar muy interesante.
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1 comentario:
Una historia con una hipótesis muy contundente. Una "situación robinson" que obliga y genera los cambios en los personajes.¿Será siempre así? ¿Será que aun nos ha quedado el "gen primitivo" de nuestros antiguos antepasados cavernícolas? Este "llamado de la selva" está impreso en el genoma humano y solo hace falta un pequeño impulso para activarlo. Cuando un tema en una novela trasciende la trama, se convierte en clásico y este libro, El señor de las moscas, lo es.
Tarsicio Molle
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