”Es un gran error decir que el niño es un proyecto del hombre; yo pienso que es al revés: que el hombre es un trocito del niño que fue, porque a lo largo de la vida, si cambiamos, siempre es para empeorar”
“El niño está siempre solo. Es, quizás, el ser más solo de la creación”
(Ana María Matute)
Si ya es difícil para cualquier niño el paso de la infancia a la adolescencia y el descubrimiento del mundo de los adultos, para Matia, la protagonista de esta novela, se hace aún más complicado por el momento y las circunstancias históricas y familiares que le han tocado vivir.
Nos encontramos en 1936, supuestamente en Mallorca, y la Guerra Civil ya ha comenzado. Y, aunque en esta isla la contienda duró poco, –pues desde el principio triunfó en ella la sublevación militar-, la guerra y sus consecuencias marcan a todos los personajes. No vemos la guerra en primer plano, podríamos decir que en la isla se vive ya la posguerra: hay vencedores, vencidos, y represión para los segundos.
Matia vive en casa de su abuela, donde también viven su tía Emilia y su primo Borja, de su misma edad. No tiene referentes paternos sólidos: de su madre tiene un recuerdo difuso, y su padre, –“un rojo”-, está en el frente, del lado republicano, y es denostado por la familia materna.
El ambiente para ella es opresivo, y lo que va descubriendo del mundo de los adultos, más aún, de unos adultos en guerra, la asusta. Se refugia en sí misma, en sus lecturas infantiles y en su muñeco Gorogó. Porque, además, el mundo de los niños-adolescentes de su edad ya no es tampoco un refugio seguro: Borja y sus amigos reproducen, en sus juegos, los odios, los bandos y las guerras de sus padres.
Mucho más se puede decir de esta novela, maravillosamente escrita, en mi opinión. Creo que dará pie a una interesante y participativa tertulia.
Me ha gustado mucho este estudio de la doctora Mª Luisa Pérez Bernardo, profesora asociada en la Universidad de Dallas:
Y este artículo sobre la novela en la revista digital La Torre de Babel:
1 comentario:
Es un gran libro, lleno de matices, pero sobre todo de sombras y silencios que poco a poco van creando un ambiente de pérdida, dolor, amargor.
La niñez es ese tiempo de pureza en que se ignoran los feos secretos de los mayores. Con Matia poco a poco conocemos la oscuridad de su familia y vemos cómo su alma se va manchando, hasta volverse opaca.
Un libro maravilloso, sin duda. como la autora.
Un abrazo. Toñi
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